Nueve de cada diez de los experimentos que hacemos fallan. Lo que te golpean en la cabeza no son tus colegas, sino tus propios experimentos. Realmente hay que ser resiliente y mantener la meta por delante. Mi nombre es María Margarita Behrens, aunque me hago llamar Marga. Mi título es Profesor de investigación en Salk. Nací en Uruguay, ambos padres son de allí. Mi papá se mudó a Chile y yo crecí allí. Fui a la escuela allí. Hice bioquímica y luego en la Universidad de Chile, y luego me mudé a Sao Paulo, Brasil para hacer mi tesis de Maestría. Me mudé a España donde hice mi doctorado. Mis padres son científicos, así que era inevitable, ambos son químicos. La ciencia era algo muy importante en casa. Era lo predeterminado. Iba a ser arquitecto. Siempre me gustaron las artes. Pinto un poquito cuando tengo tiempo, pero tenía dos amores, la ciencia y la arquitectura. Y uno de ellos ganó, pensé que la ciencia me satisfaría mejor. Ahí fui, la bioquímica y mi interés en el cerebro fue desde temprano, cuando estaba en la escuela, y esto fue en los años 80, el cerebro era una caja negra. Entonces pondrías una entrada y luego tendrías una salida. Fue muy difícil estudiar. Tienes que ser un pionero para hacer algo en ciencia y no solo hacer lo que se espera de ti. Mi investigación se centra ahora mismo, de forma bastante concreta, en una parte de un gran equipo de la Brain Initiative, donde estamos intentando construir atlas de cerebros de diferentes especies. Acabamos de terminar el cerebro del ratón y pasamos al cerebro humano. Mi interés siguen siendo los trastornos neuropsiquiátricos, y creo que durante esa fase de desarrollo neurológico, no al principio, sino cuando el cerebro madura después del nacimiento, se producen una enorme cantidad de cambios. Si esos cambios no ocurren en el momento adecuado de manera orquestada, obtendrá un cerebro que controlará el cuerpo y hará su trabajo, pero que será algo diferente de la mitad de la curva de calcio que llamamos normal. Creo que ahí es donde empieza a generarse toda la esquizofrenia, el autismo, la depresión, el trastorno bipolar. Esa es mi pasión: intentar comprender cómo se forma el cerebro. Porque entonces puedes ir y preguntar, si esto sale mal, ¿qué pasó?